Los insecticidas son compuestos químicos que nos ayudan al control y la eliminación de los insectos que se consideran perjudiciales para la agricultura en nuestro caso.

La necesidad de combatir a las plagas de los cultivos fue el gran incentivo para el desarrollo de insecticidas más eficaces. Con el tiempo también se comprendió que la toxicidad de estos elementos debía afectar específicamente a los insectos y no a las plantas ni a las personas o a otros animales.

De este modo, hoy se busca que los insecticidas tengan toxicidad reducida para el ser humano, el resto de la fauna y la flora. Además se pretende que sean muy específicos (es decir, que solo afecten al insecto que se pretende eliminar).

Dependiendo de su modo de acción, el insecticida puede actuar sobre los huevos, las larvas o los ejemplares adultos del insecto. Por lo general se encargan de inhibir ciertas enzimas esenciales para la vida. Hay insecticidas que actúan por respiración (a través de la tráquea), por ingestión (en el tracto digestivo) o por contacto (atraviesan la cutícula).

Con nuestra gama de insecticidas, el agricultor cuenta con la herramienta específica para casi cualquier plaga de insectos en casi cualquier cultivo.

Con diferentes materias activas de última generación, contando incluso con el BATHE, que es un Insecticida eco-biológico con actividad por ingestión admitido en Agricultura Ecológica.