EL REPILO ES LA ENFERMEDAD MAS IMPORTANTE DEL OLIVAR

El término genérico “Repilos” hace referencia a tres micosis foliares del olivo que tienen en común la defoliación y desecación de las ramas de los árboles afectados y los ataques a las aceitunas. Estas tres enfermedades son:

  • Repilo, propiamente dicho, causado por Spilocaea olegina.

  • Repilo plomizo o Emplomado causado por Pseudocercospora cladosporioides.

  • Antactnosis o Aceituna jabonosa cuyos agentes causantes son dos especies del género Colletotrichum: C. acutatum y C. gloesporioides.

El repilo del olivo está considerada la enfermedad más importante del olivar, ya que es de las más extendidas por nuestra geografía y afecta directamente a la producción de aceitunas, al provocar importantes defoliaciones en los olivos.

¿CUÁNDO ATACA EL REPILO?

El hongo causante de la enfermedad del repilo del olivo, se desarrolla en condiciones de humedad y temperaturas suaves o templadas, por ello sus ataques se concentran durante la primavera y en menor medida durante el otoño.

SINTOMAS DE LA PRESENCIA DE REPILO

Aunque el repilo puede atacar al fruto y al pedúnculo, la enfermedad se centra, o mejor dicho, se concentra fundamentalmente en las hojas del olivo.

En el haz de las hojas las esporas del hongo provocan manchas marrones de forma circular, o en anillo, que en primavera además presentan un halo o borde amarillo. En verano estas manchas pueden tornar a plateadas debido a que el calor y poca humedad ambiental desde finales de primavera, detienen el desarrollo del hongo.

En el envés de las hojas suelen aparecer manchas oscuras situadas sobre el nervio central.

Como ya hemos dicho antes, el repilo raramente ataca directamente a la aceituna, pero cuando lo hace, se presenta con pequeñas manchas pardas o negruzcas también de forma circular.

CÓMO SABER SI TENEMOS REPILO AUNQUE NO VEAMOS SINTOMAS APARENTES. Método de la sosa.

Durante las primeras etapas de infección del repilo, es posible que no podamos distinguir los síntomas aparentes descritos en el apartado anterior, lo cual no implica que el olivo no esté infectado, sino que aún no se ha desarrollado suficientemente la enfermedad como para que sea visible.

Si queremos saber si tenemos repilo a pesar de no ver las manchas marrones o amarillas, existe un método llamado “De la Sosa”, que consiste en sumergir hojas testigo del olivo en una disolución de hidróxido sódico (sosa caustica) al 5% durante unos 20 minutos, pasado este tiempo, si el hongo está presente en esas hojas, aparecerán manchas que denotarán la presencia del repilo latente o incubado.

Normalmente, se realiza un muestreo de 200 hojas de distintos árboles repartidos de forma homogénea por toda la superficie de la finca. A la hora de seleccionar las hojas, hay que descartar aquellas que se encuentren dañadas (otros hongos, roces mecánicos, etc.) o las jóvenes, ya que pueden dar falsos positivos.

¿CÓMO SE DESARROLLA Y PROPAGA EL REPILO?

Es importante comprender que debido a la propia naturaleza del hongo, el repilo puede estar presente durante todo el año.

El repilo necesita para fructificar condiciones de humedad elevada, normalmente durante periodos de lluvias, pero también por encharcamientos, etc. Es bajo estas condiciones cuando se forman las esporas viables (que pueden vivir mucho tiempo), y que pueden permanecer en los conidióforos (estructura microscópica especializada en la producción asexual de miles de esporas llamadas conidios) hasta que se den las condiciones óptimas para su liberación, es decir, hasta que tengamos temperaturas templadas o suaves, en primavera y en menor medida en otoño.

Tenemos tres formas de dispersión de las esporas, por el aire, por el agua y con ayuda de algunos insectos (Ectopsocus briggsi).

Siendo la vía del agua la principal, tanto de lluvia como de rocío o de niebla, y por este motivo la acumulación de esporas suele ser mayor en las partes bajas de los olivos (por gravedad).

La capacidad de dispersión del repilo es baja, y una vez que las esporas son expulsadas de los conidióforos su capacidad germinativa dura menos de una semana.

Las esporas germinan siempre bajo la presencia de agua o cuando la humedad relativa es superior al 98%.

El rango de temperaturas óptimas bajo la cual se produce la dispersión estaría en los alrededores de los 15 ºC, aunque admiten entre 0ºC y 27ºC.

Para que se produzca la infección, el hongo necesita que se mantengan dichas condiciones mínimo entre 24 y 48 horas.

La incubación (periodo sin presencia de síntomas) dura de 4 a 15 semanas. Para detectar la infección durante este periodo, se aplicará el método de la sosa.

Tras la infección el hongo se alimenta y desarrolla bajo la protección de la capa subcuticular.

Una vez se ha dado una infección por repilo, esta es muy difícil de eliminar. Por ello, la prevención es fundamental.

¿QUÉ DAÑOS PROVOCA EL REPILO?

El principal daño que causa el repilo es la caída anticipada de las hojas infectadas, lo que conduce a un debilitamiento generalizado del árbol, a la reducción de la actividad fotosintética y a la disminución de las reservas de la planta, repercutiendo así en el menor rendimiento de la producción y en la menor capacidad de resistencia frente a otros agentes patógenos (bióticos y abióticos). Si la infección se agravase a lo largo de varios años sucesivos, podría desembocar en la desecación total y muerte de las ramas afectadas.

TÉCNICAS DE PREVENCIÓN CONTRA EL REPILO

Buenas prácticas agrícolas para prevenir el repilo.

Aunque parezca una obviedad, lo primero que se debería hacer es seleccionar correctamente en qué finca plantamos un olivar, dado que en zonas encharcables, próximas a ríos, arroyos, etc., la proliferación de hongos será más probable.

Otro factor determinante para la proliferación de esta enfermedad es la falta aireación, entre árboles, como por ejemplo en los olivares superintensivos o con marcos de plantación muy reducidos, y dentro del mismo árbol, por podas insuficientes o mal planificadas. Una poda correcta asegura la aireación y por tanto la eliminación de humedad conservada.

En caso de no ser posible elegir otra finca, o no planificarse los marcos de plantación adecuados, al menos elegir variedades resistentes.

Como para casi todo en la vida, la correcta nutrición del olivo, también puede ayudar a prevenir esta enfermedad, por ello debemos evitar los excesos de nitrógeno y las carencias de potasio.

Tratamientos preventivos con fitosanitarios para prevenir el repilo.

En la actualidad, los fitosanitarios utilizados para la prevención del repilo, tienen el cobre como la principal sustancia activa.

El cobre depositado sobre la hoja crea una barrera de protección que impide la germinación de la espora del cuando ésta aparece.

Los tratamientos preventivos tienen que aplicarse antes de que el hongo infecte las hojas del olivo. Si su aplicación se realiza posteriormente a la infección provocaremos la caída de las hojas del olivo infectadas. Esta caída se produce debido a la fitotoxicidad que induce el hongo en la hoja y también debilita al olivo.

PRINCIPALES TRATAMIENTOS PREVENTIVOS DE REPILO EN OLIVAR

Dentro de los fitosanitarios preventivos suelen aplicarse:

TRATAMIENTOS CURATIVOS PARA EL REPILO DEL OLIVO

Como ya hemos explicado en apartados anteriores, el repilo es de esas enfermedades fitopatógenas que es mejor prevenir que curar.

Pero si no hemos podido prevenirlo y tenemos una infección por repilo en nuestro olivar, entonces tendremos que acudir a la realización de un tratamiento curativo.

Existen varias materias activas autorizadas para el tratamiento curativo del repilo en el olivar, siendo la más efectiva el tebuconazol [Genius Pro]

CUÁNDO TRATAR LOS OLIVOS PARA PREVENIR EL REPILO

No hay una fecha exacta para hacer los tratamientos preventivos, si bien, como ya hemos mencionado, las épocas más sensibles, y por tanto susceptibles de hacer tratamientos preventivos son la primavera y el otoño.

El principal tratamiento preventivo contra el repilo en el olivar, se denomina tratamiento de inicio o tratamiento de primavera, y tiene como objetivo mantener sano al olivo previo a su floración. Este tratamiento se suele hacer durante los meses de marzo o abril, pero dependerá de la zona geográfica y de la climatología.

Nuestra recomendación para este tratamiento de primavera es el [Codimur F], dado que junto a la acción fungicida reconocida del oxicloruro de cobre, contiene folpet, que es un fungicida de la familia de las Ftalimidas, pertenece al grupo de los fungicidas inhibidores multisitio, posee actividad foliar y acción preventiva. Actúa impidiendo la actividad de las enzimas sulfhídricas, liberando tiofosgeno, que resulta tóxico para el hongo.

El folpet por su composición química, presenta una gran adherencia en las hojas, gana en persistencia, y por tanto su actividad fungicida se prolonga bastante en el tiempo.

Otro tratamiento básico sería el denominado tratamiento de otoño, aunque en realidad se suele realizar con posterioridad a la recolección, dado que a las condiciones favorables para la proliferación del hongo, le sumamos las heridas provocadas en hojas y ramas por cualquier medio de recolección de las aceitunas, siendo éstas una puerta abierta para la entrada de enfermedades.

Este tratamiento de otoño, también dependerá de la variedad del olivo y la zona climática, dado que en la actualidad, tenemos variedades que se recogen desde finales de septiembre y otras que se retrasan hasta finales de febrero.

En general, deberemos hacer tratamientos preventivos siempre que las condiciones de humedad y temperatura nos hagan sospechar el peligro de aparición de hongos, y cuando el resultado del test de sosa supere el 1% de hojas infectadas o incubadas.

Qué producto elegir para estos tratamientos dependerá igualmente de la variedad de olivo, del terreno y la ubicación del mismo, etc. Siendo recomendable el asesoramiento de un técnico agrícola. En otros artículos de nuestro blog, os explicaremos los distintos modos de actuación de cada fungicida y como elegir el adecuado para cada tratamiento y por qué.