¿Qué son los fitorreguladores y cómo influyen en las plantas?
Un fitorregulador es un producto regulador del crecimiento de las plantas; normalmente se trata de hormonas vegetales (fitohormonas), y sus principales funciones son estimular o paralizar el desarrollo de las raíces y de las partes aéreas según nos convenga, aunque no son sólo éstas sus funciones.
Los fitorreguladores son compuestos orgánicos que la planta produce de manera natural, sintetizándose en un tejido determinado, y que al translocarse a otra zona de la planta, producen una reacción concreta. Dicha translocación puede ser por vía xilemática (sistémica) o de manera gaseosa, al emitir la planta el fitorregulador al ambiente y éste provocar una reacción en otra parte de la planta al ser de nuevo absorbido por ésta, como es el caso del etileno.
Los fitorreguladores controlan casi todos los aspectos de la planta, desde el aprovechamiento energético de nutrientes, la producción de sustancias, la maduración o la podredumbre, entre otros.
Los fitorreguladores son susceptibles de síntesis en laboratorio y uso en agricultura, para con ello provocar en los cultivos unas reacciones determinadas a conveniencia y mejor aprovechamiento por parte del agricultor.
La respuesta a un fitorregulador particular depende no sólo de su contenido (estructura química) o de su presencia en un tejido, sino de la capacidad del tejido para percibirlo («leerlo») a través de la existencia de receptores específicos (especificidad tisular). También esto es importante, puesto que modificando los receptores, modificaremos a su vez la capacidad de la fitohormona a provocar la reacción esperada.
De forma general, se consideran cinco grupos distintos de fitorreguladores: las auxinas, las citocininas, las giberelinas, el etileno y el ácido abscísico. Todas ellas actúan coordinadamente para regular el crecimiento en las diferentes partes de una planta. Y lo más importante, es que nosotros hemos aprendido a usarlos para beneficio de nuestros cultivos.